La madriguera de la amargura
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Y… ¿ahora qué?
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LECTURA: SALMO 14
“Del consejo del pobre se han burlado, pero Jehová es su esperanza.” v.6
Un amigo mío, al sentirse mal en la madrugada, puso una ropa sencilla por encima del pijama y se fue rápidamente al hospital público más cercano, pues se creía imposibilitado de ir al hospital privado dónde tenía su seguro salud. El tiempo pasó y permanecía en el pasillo junto con muchos otros, a pesar de las claras señales de un posible problema cardíaco, hasta que uno de los médicos se acercó y empezó demostrarle atención y, al constatar su problema, exigió un socorro urgente. En ese momento, mi amigo humildemente se presentó al médico pidiendo que fuera encaminado al hospital privado y agradeció inmensamente aquella atención. Estaba olvidado en el pasillo como muchos otros suelen estar. El médico que le cuido por compromiso y dedicación no sabía que cuidaba uno de los más importantes empresarios de la ciudad y, además, de un cristiano consagrado al Señor y líder de su iglesia. Cada vez que me acuerdo de esa historia, igualmente recuerdo que Dios está siempre atento a aquellos que sufren los olvidos y a menudo el desprecio por su forma de ser, de vestir e, incluso, por la fe que declaran. Así fue con Cristo y así será con los siervos fieles al Señor. Serán tratados con burlas y sus palabras serán oídas, pero su esperanza está solamente en Dios.
Aquel hombre estaba mal y, sin pedir los privilegios al que tenía derecho, se puso junto a los demás y fue tratado como ellos, igualmente despreciado. Los que se burlan de la vida de los pobres serán avergonzados por Dios.
Dirceu Amorim de Mendonça, España
Dios es la esperanza de los despreciados
