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LECTURA: MATEO 22:37-39
“…Amarás a tu prójimo…” v.39
Una de las pinturas emblemáticas del mundo ha sido: “La creación de Adán”, cuyo autor Miguel Ángel, pintor italiano, recrea el origen del primer hombre creado, en el techo de la Capilla Sixtina, en el año 1511. Una singularidad de esta obra de arte es el toque insinuado de los dedos de las manos; como transmisor de la vida.
Aun cuando el relato bíblico nos presenta una escena distinta a la del pintor Miguel Ángel, en la cual Dios formó al hombre y sopla aliento de vida en él, es evidente la imagen a resaltar, la cual muestra la importancia de tocar, conectar y transmitir vida. El hilo conductor es y ha sido la conexión de amor.
En otras palabras, las personas fuimos diseñadas por Dios para vivir en cercanía, bajo la cobertura del amor compartido. En este orden Dios nos plantea el camino a seguir: “Amarás al Señor tu Dios” y a “tu prójimo como a ti mismo.” Una propuesta completa y profunda que recoge lo que tu y yo requerimos para ser protagonistas de una conexión de amor.
Por momentos, pudiéramos elegir a quien amar y a quien no amar; obviando, el mandamiento de amar aun a nuestros enemigos. Usted y yo hemos vivido en situaciones adversas en las que hemos optado por no amar a quienes nos han dañado. No obstante, la fuerza y la profundidad que produce conectarnos a Dios y luego al prójimo está por encima de nuestra propia racionalidad, es un milagro del amor y de la fe inquebrantable en el Dios hacedor del universo y de la vida.
Bienvenida González, República Dominicana
Oh, amor de Dios
