Gracia suficiente
30 julio 2023
Dios: Roca firme
1 agosto 2023
LECTURA: HABACUC 2:1-5
“Aunque la visión tardará aún por un tiempo, más se apresura hacia el fin, y no mentirá; aunque tardare, espéralo, porque sin duda vendrá, no tardará.” v.3
Una de mis hijas nació con displasia de cadera; consiste en un problema en la cabeza del fémur que provoca dificultades de desarrollo y estabilidad de la articulación. El diagnóstico fue aterrador, el tratamiento consistía en colocar un aparato a la altura de la cadera, un arnés con el cual tendría que permanecer durante un período algo extenso.
Nosotros como padres entramos en el proceso de preguntarle a Dios, qué había pasado y por qué teníamos que pasar por esta prueba tan dolorosa e incómoda para nuestra pequeña. No encontramos respuesta después de un largo tiempo en oración. Después de unos meses, gracias a Dios, mi hija logró superarlo.
En mi trabajo ministerial, fui invitado a compartir la Palabra en la ciudad de Pereira; después de la ministración se me acercó una mujer con una niña y me pidió que orara por la pequeña porque había nacido con displasia de cadera. Por un segundo lo dude, dada la experiencia que ya había vivido; sin embargo, al ver la fe de la mamá, coloque mis manos sobre la pequeña e hice una oración llena de fe.
Después de más de un año regresé a Pereira; se acercó una señora y me entregó un pequeño papel que leí más tarde en el hotel. Ella me daba las gracias por haber orado por su hija, a la que el Señor esa noche la había sanado.
De mis ojos salieron lágrimas y entendí que Dios hace como Él quiere y en el momento que Él lo decida.
Carlos Julio Cárdenas, Colombia
Dios lo hace de nuevo
