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LECTURA: ECLESIASTÉS 11
“Alégrate joven en tu juventud”. v.9
El autor de Eclesiastés, Salomón, inició su reinado sobre Israel con el pie derecho luego que su padre David partiera de este mundo. El joven rey decidió pedir a Jehová sabiduría para gobernar a la nación en lugar de riquezas y grandes dones para él. Esto agradó a Dios, y le concedió tal petición haciendo de él un rey con extrema sabiduría que excedía a cualquier otra monarquía.
Sin embargo, la historia bíblica nos cuenta que después de unos años Salomón decidió dejar el camino de Jehová para dar placer a todo lo que su alma deseaba. Salomón escribió en el libro de Eclesiastés:
“Dije yo en mi corazón: Ven ahora, te probaré con alegría, y gozarás de bienes…”
En palabras de nuestro tiempo diríamos: “Salomón vivió como quiso”, dando rienda suelta a todos sus deseos. Tuvo todo tipo de riqueza que uno se pudiera imaginar, mucho tesoro guardado y mil mujeres entre esposas y concubinas. Quizá Salomón concluyó que ésa era la “buena vida”: vivir como uno quiere y satisfaciendo todo lo que uno ha anhelado.
Ya en su vejez, mirando sus años mozos, el desdichado rey concluyó que había perdido su vida y que todo lo que había hecho era vacío y triste. En muchas ocasiones escribió: “esto es vanidad”. Además de esto, la Biblia enseña que un día Dios juzgará a todo ser humano trayendo a la memoria todo lo que uno ha hecho.
La vida real se encuentra en una relación personal con Dios por medio de Cristo, quien vino a este mundo tomando humanidad y muriendo para pagar por el pecado de todos.
Edward Zacarias, Perú
Vivir para Él es la verdadera vida
