La discriminación
31 agosto 2023
El pan necesario
2 septiembre 2023
LECTURA: SANTIAGO 1:19-27
“Pero sed hacedores de la palabra, y no tan solamente oidores.” v.22
La Traviata, la ópera más conocida de Giuseppe Verdi se estrenó en 1853 luego de superar algunos inconvenientes.
El genial compositor quería presentar una obra diferente y, al contrario de sus otras óperas, todas situadas en el pasado, la acción de La Traviata transcurría en su época.
La obra narra la historia de Violeta, una joven y famosa cortesana que encuentra en el joven Alfredo el amor de su vida y quiere redimirse pero no lo consigue. La sociedad la rechaza, la llena de culpa.
Los empresarios para permitir el estreno exigieron que se cambiara de época.
¿Cuál era la razón por la que la censuraron de esta forma? Verdi había puesto delante de la sociedad de su tiempo un espejo que revelaba su hipocresía, doble moral y falta de misericordia. Los empresarios sabían que las personas no quieren enfrentar la verdad por lo tanto querían que la acción se situara en otra época.
Santiago escribe que la Palabra de Dios es como un espejo, que muestra nuestro rostro natural, tal como somos. No es agradable vernos espiritualmente reflejados en el espejo divino y muchas veces hacemos una lectura rápida de las Escrituras sin detenernos a considerar lo que leemos.
Somos simplemente “oidores de la palabra”, no prestamos atención al mensaje de Dios y la lectura no produce ningún efecto en nuestra vida. Si la lectura de lo que Dios ha dicho no tiene eco en nuestra vida hemos perdido el tiempo y nos estamos engañando a nosotros mismos.
Únicamente el que escucha con atención y pone por obra lo que Dios indica “será bienaventurado en lo que hace”.
Salvador Dellutri, Argentina
No seamos lectores olvidadizos de la Palabra de Dios
