
¿Víctima o responsable?
13 septiembre 2023
La pornografía
14 septiembre 2023

LECTURA: HEBREOS 6:1-20
“…no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.” v.12
¡Una maravillosa virtud es la paciencia! La Biblia relata historias de quienes, gracias a la paciencia, ¡han vivido tremendos milagros! Promesas que fueron dadas por Dios, y fueron cumplidas años, décadas, siglos, después. Para muchos quizá se demoró demasiado, para otros fue breve, pero el reloj divino es muy distinto al humano, sus tiempos son eternos, para Él no hay plazos vencidos.
Jesús, el Mesías, ya fue anunciado en el Génesis, y esa profecía fue cumplida milenios después. A Abraham le fue prometido un hijo, y ese pacto Jehová lo hizo patente años después. La liberación de Israel del cautiverio en Babilonia, se concretó 70 años después. ¡Y así, podrían citarse muchísimos ejemplos más!
La paciencia es un fruto del Espíritu Santo, debemos ejercitarla y perfeccionarla día a día. Si no tenemos paciencia, debemos pedirla a Dios en oración. La ansiedad y la impaciencia por una respuesta de Dios a nuestras oraciones, pueden producir en nosotros falta de fe y frustración.
Por eso la Biblia nos enseña muchas veces sobre este hermoso fruto, la Iglesia espera la venida de Cristo, y mientras tanto debe cumplir con su llamado aquí en la tierra. Los cristianos debemos ser luz y sal, llevar a cabo la misión que a cada uno fue encomendada.
Esperemos con paciencia su galardón, pero no cruzados de brazos, sino trabajando, llevando fruto, testificando, restaurando, construyendo. Seamos agentes de cambio y veremos la promesa de Dios cumplirse en nuestras vidas, y aunque se demore un poco, ella llegará.
Luisa Canán, Paraguay
Pacientemente esperé a Jehová, y se inclinó a mí, y oyó mi clamor
