¿Una sociedad dormida?
5 septiembre 2023
Gratitud y compromiso
7 septiembre 2023
LECTURA: ROMANOS 8:21-28
“Y sabemos que los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.” v.28
Cuando sucede algo en la vida que no entendemos, aparentemente negativo, sea una situación física o espiritual, puede ser un toque de Dios avisando de que algo no está bien y que hay que examinar y subsanar.
Haciéndome distintas pruebas en el hospital a causa de unos desmayos, descubrieron que tenía un bloqueo en las ramas del corazón, por lo que me ingresaron en la unidad de coronarias, donde permanecí varios días sin recibir visitas, ya que por el protocolo COVID del hospital no podía estar acompañado. El único medio de comunicación fue el teléfono móvil, que resultó de gran ayuda, donde recibí muchos mensajes de consuelo, ánimo y apoyo en oración.
En ese tiempo en soledad fui más consciente de la presencia de Dios. No sentía preocupación, estaba tranquilo y confiado en las promesas de Dios y pude pasar tiempos en oración. Fueron horas y horas de espera hasta la intervención, confiando en las decisiones que los médicos iban a tomar en mi operación. La intervención fue bien, aunque me produjeron una fisura en el pulmón que gracias a Dios fue corregida. Al cabo de una semana salía del hospital felizmente para estar de nuevo con la familia.
Toda esta experiencia me ha enseñado que no estamos exentos de adversidades físicas o de cualquier otro tipo, pero que en medio de todo ello la paz y el consuelo del Señor están ahí. Los desmayos que tuve fueron la alarma para corregir el problema del corazón, y Dios lo obró para bien.
José Luis Briones, España
Dios está cerca de cada uno de nosotros
