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LECTURA: GÁLATAS 3:1-5
“¡Oh gálatas insensatos! ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad?” v.1
Vicente Garrido, catedrático español de Criminología, escribió un ensayo titulado: True crime: la fascinación del mal. Trata sobre el fenómeno de los libros, películas, series y documentales sobre crímenes reales. Se pregunta ¿Por qué nos fascina la violencia y en particular los asesinatos?
El mal ejerce una fuerte atracción y llega a vencer las barreras de la racionalidad y los principios arrastrándonos a territorios de destrucción. Pablo pregunta: ¿quién os fascinó para no obedecer a la verdad…?
Ulises luego de la guerra de Troya, al regresar a su hogar tiene que pasar junto a una isla de sirenas cuyo canto es destructivo. Siempre los cristianos oiremos cantos de sirena que intentan desviarnos del camino.
El Apóstol señala dos factores que fueron decisivos en la desviación de los gálatas: Insensatez y necedad. La insensatez es la falta de criterio, imprudencia propia de la inmadurez que se complementa con la necedad que es la ausencia de un correcto discernimiento.
Satanás fascinó a Eva en el principio, la incitó a cruzar el límite trazado por Dios. Mintió. El rey David era un hombre espiritual y su hijo Salomón un dechado de sabiduría pero en un momento de debilidad fueron fascinados por el mal.
Nadie está exento de la tentación. Es necesario estar alertas para discernir el peligro.
Ulises se ató al palo mayor de la nave para no ser desviado de su camino. Tenemos que amarrarnos a las verdades aprendidas del Señor para mantenernos en pie. Siempre podemos contar con el oportuno socorro del Señor que nos dará la victoria.
Salvador Dellutri, Argentina
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga
