¡Consolar!
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LECTURAS: GÉNESIS 1:27; LUCAS 6:31, 10: 25-37
“…Cuídamele; y todo lo que gastes de más, yo te lo pagaré cuando regrese.” v.35
En el versículo de Génesis, Dios nos está indicando que al crearnos nos hizo a Su imagen y semejanza. Nos capacitó con el amor que Él tiene por nosotros. También sabemos que nos dio el libre albedrío para que escojamos obedecerle y amar a los demás o no.
En Lucas 6, Dios nos dice: “Y como queréis que hagan los hombres con vosotros, así también haced vosotros con ellos.” Esta indicación está muy lejos de buscar ayudar a otros teniendo en mente lo que vamos a recibir a cambio. Esa, definitivamente, no es la intención de Dios.
En la parábola del Buen Samaritano que encontramos en Lucas 10, tenemos un ejemplo claro de lo que Dios nos pide que seamos. Si actuamos como el samaritano que atendió al herido, hagámoslo con compasión en nuestro corazón. Si por circustancias de la vida somos el herido, seamos agradecidos con quien nos brinda su ayuda. En cualquiera de estos casos, ayudante o ayudado, pensemos de la otra persona como un enviado de Dios, porque de ambos dispone Dios para darnos una lección.
El samaritano le dijo al mesonero que a su regreso le pagaría los gastos hechos. Lo único que puedo imaginar con esa frase es a mi Señor Jesús diciéndole a todos aquellos que se movieron a misericordia en algún momento de su vida: “A mi regreso te lo pagaré”.
Sintámonos satisfechos con el simple hecho de cubrir una necesidad ajena y poner un alivio y una sonrisa en el rostro del ayudado, pues Dios también está en Él.
Nery De Las Casas Berreteaga, Estados Unidos
El Señor ve nuestros corazones e intenciones
