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LECTURA: EXODO 14:13-14
“Y Moisés dijo al pueblo: No temáis; estad firmes, y ved la salvación que Jehová hará hoy con vosotros; porque los egipcios que hoy habéis visto, nunca más para siempre los veréis. Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” v.13
Después de salir de Egipto, el pueblo de Israel ha marchado un buen tramo, pero se entera que el faraón se ha arrepentido de haberlo dejado libre. ¡El pánico se apodera de cada persona!.
En este pasaje, el primer imperativo que Moisés dice al pueblo es: “No teman”. Es que cuando hay miedo se borran todas las experiencias agradables. Dios había actuado con hechos portentosos para sacarlos de Egipto; fue tal su poder que toda la Mesopotamia escuchó de Él.
El faraón no tuvo otra opción que dejar que se marchasen. Los israelitas aprovecharon la generosidad de los egipcios y recogieron muchos tesoros. Pero ahora estaban en una encrucijada. ¡El faraón con todo su séquito viene por atrás, y frente a ellos tienen al Mar Rojo!
El miedo que los invade, impide que el pueblo pueda ver en el milagro de la columna de humo que está entre ellos y los egipcios, la fidelidad de la Shekináh (Presencia) de Dios. Se paralizaron y empezaron a culpar a Moisés; se olvidaron de Dios; su corazón palpitaba de una forma veloz, las pupilas de sus ojos se dilataron, de tal manera que las hormonas del miedo se dispararon y obstruyeron su inteligencia, su creatividad; se borró la experiencia con el Altísimo. El miedo se encargó de borrarlo todo.
Es necesario permanecer en sintonía con nuestro Dios y no permitir que el miedo borre su Palabra de nuestra mente y corazón.
Iris Barrientos, Honduras
¡Señor, que el miedo no me impida ver tu grandeza!
