Unos y otros, todos errados

LECTURA: 1 SAMUEL 4:1 – 11

“Esforzaos, oh filisteos, y sed hombres, para que no sirváis a los hebreos, como ellos os han servido a vosotros; sed hombres, y pelead.” v.9

Resulta curioso cómo la actitud de dos grupos humanos distintos y enfrentados, hace tres mil años, representa el talante de algunas personas contemporáneas, no creyentes y creyentes, todos igualmente errados, según la mirada que surge de la Biblia. Los filisteos, por un lado; se sabían en desventaja, se sintieron perdidos, y reconocían la grandeza de Dios. Sin embargo, decidieron luchar contra Él.

Expresaron orgullo humano: no estaban dispuestos a servir. Son ejemplo de quienes, aun sabiendo de la grandeza de Dios, luchan contra Él, para erigirse en amos de su propio destino. Obcecados en su arrogancia, incapaces de someterse a Dios, empecinados en no reconocer su grandeza.

Por otro lado, los israelitas. Según el texto bíblico, en aquellos tiempos no había palabra de Dios con frecuencia. Dios estaba retirado a causa del pecado de su pueblo. Finalmente, Samuel se levantó como profeta y trajo mensajes de parte de Dios; pero se ve que pocos hicieron caso. Cuando el pueblo de Dios se enfrentó a sus enemigos filisteos, la primera derrota les hizo buscar a Dios. Pero lo hicieron mal, buscaron el arca como si fuera un objeto mágico; un fetiche.

Es que cuando uno busca a Dios cada vez menos, el día que quiere hacerlo, no sabe cómo. Israel depositó su confianza en el arca, un objeto visible, y no en Dios; el resultado fue igualmente desastroso.

Así como es necesario abandonar el orgullo, también lo es entender que a Dios se le adora en Espíritu, sin fetiches.

Álvaro Pandiani, Uruguay

Adora a Dios con espíritu humilde

Meditación publicada en el libro devocional de RTM Alimento para el Alma – volumen 21. Para conseguir una copia de la edición impresa visítenos en Soriano 1335 (Montevideo, Uruguay) o en su librería cristiana más cercana.