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LECTURA: LUCAS 8:5-8
“… yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.” v.10
La Ciguapa es un ser mitológico presente en diversas leyendas de algunos países latinoamericanos; en la República Dominicana hay diversos relatos sobre ésta. Se trata de una mujer hermosa, muy sensual, de cabellera frondosa, ojos y mirada deslumbrantes, cuyos pies están dispuestos en dirección contraria a como normalmente los tenemos los seres humanos. De modo que sus huellas quedan marcadas con los dedos en dirección opuesta a lo que sería la dirección de su pisada. Quien veía una Ciguapa quedaba hechizado. La mujer miraba tan apasionadamente que no podía disimular el amor que llenaba su corazón hacia el hombre que tenía en frente, y éste, loco de amor, caía, rodaba por el suelo, quedando muerto y desaparecido para siempre.
Gracias a la imaginación y al poder creativo de que muchas personas han sido dotadas, es posible crear mundos inexistentes que entretienen y divierten. Día tras día nos cruzamos con personas movidas por los más diversos propósitos y objetivos; por ejemplo, Jesús se refirió al ladrón, quien viene a robar, matar y destruir. Otros traen sanos propósitos, lo cierto es que en uno u otro sentido, algo nos mueve en la dirección de vida que llevamos.
Deseable sería saber qué buscamos, para dónde vamos, por qué hacemos lo que hacemos; deberíamos preguntar por el sentido de los encantos que la vida nos ofrece en sus múltiples vertientes. La Ciguapa de la leyenda encanta, enamora y mata. Jesús, deja clara la misión que trae; dar vida abundante, tal como necesitamos en un mundo de confusión y aturdimiento.
J. Adarberto Martínez, República Dominicana
Que mi vida sea abundante, como quiere Jesús para mí
